sábado, 1 de febrero de 2014

EL VALOR DE UN PRODUCTO O DE UN PROCESO

El valor de un producto es la percepción que cada uno de nosotros (como clientes) tiene respecto al mismo tras sopesar los posibles beneficios derivados de poseerlo (valor emocional) o utilizarlo (valor funcional) frente al precio o costes que implican su adquisición, consumo o utilización (valor económico).

Esto es, el resultado de la interpretación que hacemos de los beneficios de carácter funcional (propiedades físicas, facilidad de uso, vida útil), estéticos, psicológicos (seguridad, tranquilidad, status social) e incluso al considerar "los extras" que dicho producto ofrece (garantía, mantenimiento, actualizaciones). Respecto al precio, no sólo consideramos el precio monetario, sino también el tiempo empleado en tomar la decisión, el coste psicológico y el coste de energía y esfuerzo.

Así pues, el valor de un proceso son aquellas actividades por las cuales los clientes están dispuestos a pagar.
Por ejemplo, barrer las virutas del suelo del taller no aporta valor al proceso de fabricación de las piezas pese a que es necesario por otros motivos.



Relacionado con este último punto, dentro de cualquier proceso tienen lugar un conjunto variado de operaciones que interesa identificar y clasificar en tres grandes grupos: operaciones con valor añadido (VA), operaciones sin valor añadido (NVA o gasto) actividades adicionales necesarias (NAA).

Las operaciones con valor añadido (VA) son aquellas por las cuales el cliente paga (son requerimientos del cliente). Son operaciones imprescindibles en el proceso. Implican una transformación de la naturaleza, forma o características del producto entre la entrada y la salida a dicha operación.


Por ejemplo: el taladrado de una pieza

Una operación que puede ser eliminada de un proceso sin que el mismo sufra alteración es una operación de no valor añadido (NVA) (en algunas empresas se considera gasto). Nuestro cliente no nos paga nunca por su realización. No se produce una transformación del producto entre la entrada y la salida de dicha operación.
Por ejemplo: el desplazamiento del operario a coger una herramienta

Existe discrepancia en la consideración de una operación que es imprescindible en nuestro proceso para alcanzar los requerimientos del cliente pero que el cliente no paga por realizarla. Son operaciones inevitables por limitaciones tecnológicas, de métodos o de lay-out pero mejorables.
Por ejemplo: la limpieza del producto, desplazamiento de piezas, la inspección, cambio de herramientas, mantenimiento.

Este tipo de operaciones son consideradas como un grupo a parte identificadas como actividades adicionales necesarias (NAA) y su consideración como valor añadido o no valor añadido estará en función de cada empresa.

A la vista de lo arriba expuesto, es aconsejable realizar un buen análisis del valor del producto así como un buen análisis de los procesos utilizados para su fabricación si queremos mantener o ganar mercado y ser productivamente competitivos.

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